En los últimos meses estamos presenciando un giro en la política de inmigración del gobierno español, la cual se está tornando cada vez más restrictiva, como lo demuestran los distintos anuncios del Ministro de Trabajo e Inmigración, el apoyo español a la Directiva de Retorno europea y la noticia sobre una futura reforma de la Ley de Extranjería -con la posible restricción en las reagrupaciones familiares, atentando, por tanto, contra el derecho a vivir en familia-.
Las asociaciones que pertenecemos al Foro por la Defensa de los Derechos de los Inmigrantes observamos con preocupación esta realidad, que, unida a la crisis económica actual, traerá consigo nuevas dificultades a la ya complicada situación de los ciudadanos extracomunitarios residentes en España. Por este motivo, consideramos que es necesario unir nuestros esfuerzos para llevar a cabo una campaña de denuncia y sensibilización, para la cual hemos aprobado el siguiente manifiesto:
Mediante el presente documento, las organizaciones pertenecientes al Foro por la Defensa de los Derechos de los Inmigrantes hacemos una llamada a la sociedad civil y a nuestros representantes políticos a trabajar de forma conjunta para lograr unas políticas en materia de inmigración que favorezcan la integración, la convivencia y la cohesión social, especialmente en el contexto actual de crisis en que autóctonos e inmigrantes nos enfrentamos a los mismos retos.
Por este motivo, mostramos nuestra preocupación al observar que los acuerdos alcanzados en la Unión Europea plantean una política migratoria crecientemente restrictiva, como se evidencia en la búsqueda de una inmigración escogida, en el refuerzo de las políticas de control y blindaje de fronteras o en la Directiva de Retorno. Por otra parte, también el gobierno español ha realizado un importante giro en materia de inmigración, que se concreta en la firma de la Directiva de Retorno y del Pacto Europeo sobre Inmigración y Asilo, el endurecimiento de la reagrupación familiar, la anunciada reducción de las contrataciones en origen y la próxima reforma de la Ley de Extranjería, cuyo primer borrador anuncia nuevas restricciones.
Estas políticas, además de responder a un modelo que ya ha fracasado en el pasado, son poco respetuosas con los Derechos Humanos y alientan un clima de sospecha que contribuye a que se genere desconfianza entre inmigrantes y autóctonos. A ellas se unen unos discursos que pueden generar importantes fracturas sociales. Aunque la inmigración no ha tenido responsabilidad alguna en la gestación de dicha crisis, la insistencia en relacionar las actuales dificultades económicas con el paro y la inmigración traslada a la opinión pública la errada idea de que las restricciones en políticas migratorias y en los derechos de los inmigrantes son un factor decisivo para la superación de la preocupante situación económica que atraviesa el país. Las mencionadas restricciones políticas, además de suponer un grave retroceso en los muchos derechos conquistados en Europa, no se convertirán en una efectiva medida disuasoria, de forma que solo acrecentarán el sufrimiento de personas y no acabarán con la inmigración irregular.
Si bien es cierto que la crisis va a golpear a amplios sectores de la sociedad española, también es necesario considerar que la población inmigrante van a ser afectada de forma particular, porque a las consecuencias socioeconómicas se sumarán otros problemas, como la irregularidad documental como consecuencia de la pérdida del trabajo, la inseguridad por la ausencia de redes familiares sólidas y las amenazas de repatriación. En cualquier caso, ante las dificultades generadas por la crisis, que afectan al conjunto de la sociedad, la respuesta no puede ser un recorte de los gastos sociales que autóctonos e inmigrantes hemos contribuido a crear. Muy al contrario, es necesario fortalecer la cohesión social, considerando que es precisamente en los momentos de graves dificultades materiales cuando se ponen a prueba los valores que como sociedad aspiramos a mantener.
Por otra parte, es fundamental elaborar otros discursos que, ante la complejidad de la situación, no reproduzcan mensajes simples, sino que alienten la solidaridad, la convivencia y el respeto hacia los inmigrantes, quienes ya forman parte de nuestras sociedades y son personas con derechos. En este sentido, es importante buscar la unidad por parte de las ONGs para poder contrarrestar los discursos más negativos, en una campaña que acuda no solo a las Asociaciones de Inmigrantes, sino también a Sindicatos y Asociaciones de Vecinos.
Si suscribes este manifiesto y deseas firmarlo, envía un correo con tu nombre y DNI (o NIE) a:
foroinmigrantesgr@gmail.com